¡Cumbre del Cotopaxi, un paraíso que hay que vivir!
Hay momentos en los que realmente crees que alucinas. No puedes ni imaginar lo que está a punto de pasar frente a ti. Las piernas te tiemblan, el corazón palpita a mil por hora y tus ojos solo sienten el gran privilegio de aquello que ven.

Así se sintió llegar a la cumbre del Cotopaxi después de tantos meses de aislamiento. A 5897m solo puedes agradecer a esas sabias montañas que te permiten recorrerlas. Momentos que siempre serán difíciles de describir con palabras, ¡para enamorarse hay que vivirlo!

El día nos acompañó con todo su esplendor después de un cálido recibimiento en el refugio José Rivas. Nos preparábamos con linterna y equipo en mano para emprender la caminata en la madrugada, lo que nos permitió atestiguar los mejores paisajes de nuestros Andes durante las 8 horas de este espectacular ascenso.

Es posible que asciendas una y otra vez, y cada una de ellas será diferente. El cielo cambia sus colores, el viento se calma, la textura de la montaña varía entre árida y glaciar, los paisajes se abren, la avenida de los volcanes se deja ver ; siempre algo nuevo recibes, algo nuevo encuentras, lo que hace que este ascenso valga la pena una y otra vez.

Fue emocionante ver como nuestros participantes fueron desafiando sus propios miedos poco a poco camino a la cumbre. Se han preparado físicamente y han puesto en práctica sus conocimientos previos de glaciar. Pese a que no es una cumbre que requiere alto nivel de habilidades técnicas, sabemos que esta preparación previa y el apoyo incondicional de nuestros guías de montaña, crean el ambiente seguro y perfecto para una expedición inolvidable.

Así fue como llegamos ahí, donde todos los problemas desaparecen, donde te encuentras contigo, donde el paraíso se muestra infinito, donde meditas, donde contemplas, donde capturas momentos, donde recuerdas, donde riés y sobre todo, donde te sientes vivo.

¡PRONTO VAMOS POR MÁS!